El río Asón atraviesa Ampuero configurando un paisaje característico de los valles cántabros ya que abundan los prados verdes, bosques de ribera y una red de cursos de agua que, en épocas de lluvias intensas, aumenta notablemente su caudal. En los últimos años, las crecidas del Asón han provocado episodios de desbordamiento que afectan a los vecinos del pueblo, generando la necesidad de buscar soluciones que garanticen la seguridad de las personas y la conservación del entorno. En este artículo conoceremos el impacto de las infraestructuras en la restauración fluvial y cómo aliarnos con la naturaleza.

Tradicionalmente, la respuesta a este tipo de problemas ha sido construir infraestructuras hidráulicas (muros, encauzamientos, diques o dragados) con el objetivo de contener o acelerar el paso del agua. Sin embargo, la experiencia demuestra que estas medidas no siempre resuelven el problema y, en ocasiones, generan impactos adicionales sobre el equilibrio natural del río. En la actualidad, la ingeniería y la gestión ambiental avanzan hacia un nuevo enfoque: las Soluciones Basadas en la Naturaleza (SbN), que buscan convivir con la dinámica natural de los ríos en lugar de forzarla.

La ingeniería hidráulica y su evolución hacia la integración ambiental

La ingeniería hidráulica ha sido, y sigue siendo, una disciplina fundamental para el desarrollo de las sociedades. Gracias a ella se han construido sistemas de abastecimiento, presas, canales, defensas y redes de drenaje que han permitido gestionar el agua de forma segura y garantizar el bienestar de la población. A lo largo del tiempo, la práctica de esta ingeniería ha ido incorporando nuevos conocimientos científicos y ambientales, adaptándose a las necesidades y a la comprensión cada vez más profunda de cómo funcionan los sistemas fluviales.

Hoy, la ingeniería hidráulica moderna no se limita a diseñar infraestructuras para proteger o conducir el agua, sino que busca integrarse con los procesos naturales para lograr soluciones más sostenibles y duraderas. Esta evolución refleja una visión más amplia, donde la seguridad, la ecología y el uso social del territorio se consideran conjuntamente. Así, la ingeniería se convierte en una herramienta de equilibrio entre la gestión del riesgo y la restauración ambiental, aliándose con la naturaleza en lugar de actuar al margen de ella.

El caso del Asón: un río con memoria

Asón, un entorno donde la lluvia es abundante y las pendientes pronunciadas. A medida que desciende hacia los valles, el río acumula energía y transporta sedimentos, moldeando el paisaje y alimentando los suelos. Este comportamiento, completamente natural, se vuelve problemático cuando las actividades humanas (urbanizaciones, carreteras, rellenos o muros) ocupan lo que antaño era espacio fluvial.

Cada vez que el río se desborda es porque hemos reducido su margen de maniobra. Los llanos de inundación, que antes actuaban como esponjas naturales, se han convertido en terrenos agrícolas o zonas edificadas. Ante una crecida, el agua busca su antiguo cauce, recordándonos que los ríos no se adaptan a los planos urbanísticos, sino al relieve y a las leyes de la hidrología.

Las infraestructruras: soluciones aparentes con costes ocultos

Construir muros o encauzamientos puede parecer una respuesta rápida y visible. Protegen una zona concreta durante un tiempo, pero a costa de desplazar el problema hacia otros tramos del río. El agua, al ser confinada, gana velocidad y erosiona los márgenes, lo que genera daños aguas abajo y eleva el riesgo de inundaciones en otros pueblos. Además, la pérdida de zonas de desbordamiento natural reduce la infiltración y recarga de acuíferos, afecta a la biodiversidad y disminuye la calidad del agua.

Asimismo, estas infraestructuras requieren mantenimiento continuo y costoso. Cuando el cauce se llena de sedimentos o los muros se degradan, la eficacia se reduce drásticamente. En cambio, las soluciones basadas en la naturaleza ofrecen beneficios múltiples, sostenibles y duraderos, tanto ecológicos como económicos.

Soluciones basadas en la naturaleza: devolverle espacio al río

La estrategia para la restauración pasa por recuperar la llanura de inundación, reforestar las riberas con vegetación autóctona, eliminar obstáculos innecesarios y permitir que el cauce recupere su dinámica natural. Estas medidas, más que contener el agua, le permiten distribuir su energía de manera controlada y previsible.

Por ejemplo, la restauración de meandros y humedales ribereños ayuda a reducir la velocidad de las avenidas, favorece la infiltración y crea hábitats para anfibios, aves y peces. Además, los bosques de ribera actúan como filtros verdes, reteniendo sedimentos y contaminantes. En el caso de la restauración fluvial del río Asón, mejorar la calidad paisajística y la biodiversidad del valle, aumentando su atractivo turístico y su valor ambiental.

Aprender de la experiencia europea

En países como Holanda, Alemania o Francia, donde las inundaciones son frecuentes, hace años que se adoptó una filosofía distinta: Room for the River (Espacio para el Río). Cuenta con un enfoque que pasa de soluciones puramente de ingeniería a enfoques más integrados y naturales. El resultado ha sido una reducción significativa de los daños por inundación y un aumento de la biodiversidad fluvial.

Cantabria, con su conocimiento técnico y sensibilidad ambiental, está en una posición inmejorable para seguir ese camino. Los proyectos de restauración fluvial del Asón pueden ser una oportunidad ejemplar para demostrar que la ingeniería moderna no se opone a la naturaleza, sino que la comprende y trabaja con ella.

Del control al entendimiento

Hemos aprendido que no se trata de dominar la naturaleza, sino de convivir con ella. Las infraestructuras tradicionales, aunque bienintencionadas, suelen ofrecer una falsa sensación de seguridad y acarrear costes ecológicos y económicos a largo plazo. En cambio, las soluciones basadas en la naturaleza integran ciencia, ingeniería y sensibilidad ambiental para ofrecer respuestas más equilibradas, eficaces y sostenibles.

En definitiva, restaurar un río no es “reconstruirlo”, sino devolverle su voz y su espacio. Si permitimos que el Asón vuelva a ser lo que siempre fue —un sistema vivo y cambiante—, no solo reduciremos el riesgo de inundaciones: recuperaremos también la armonía entre el pueblo y su paisaje, entre la ingeniería y la naturaleza. Porque hoy, la verdadera innovación no está en imponer estructuras al río, sino en aprender a escucharlo.

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Restauración fluvial del río Asón y afluentes en Ampuero y reducción del riesgo de inundación en las zonas urbanas cuenta con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), financiado por la Unión Europea – NextGenerationEU.