Durante décadas, la nutria europea (Lutra lutra) vio como su población descendía e incluso desapareció de numerosos ríos del norte de la península ibérica. La contaminación, la caza directa y la destrucción de hábitats redujeron su presencia a zonas aisladas, convirtiéndola en una especie difícil de ver y aún más difícil de conservar. Sin embargo, en los últimos años, una silenciosa pero firme recuperación, mediante proyectos de restauración fluvial, ha devuelto a este mamífero semiacuático a muchos tramos fluviales del Cantábrico, donde vuelve a ocupar su lugar como depredador.

El Cantábrico, con sus ríos, caudalosos y bien conservados, ofrece un entorno adecuado para el regreso de la nutria. Galicia, Asturias, Cantabria y el País Vasco empiezan a documentar cada vez más indicios de su presencia, con huellas en la ribera, excrementos con restos de peces, madrigueras en las orillas… Su reaparición no es solo motivo de celebración, sino también una señal clara de la mejora del estado ecológico de muchos ecosistemas fluviales del norte.

La nutria no es un simple habitante más del río, es una especie indicadora, cuya presencia refleja un equilibrio ecológico favorable. Como depredador oportunista y ágil nadadora, depende de una buena calidad del agua, una abundante oferta alimenticia y la existencia de refugios naturales en las riberas. Su retorno es el resultado del trabajo conjunto en conservación, depuración de aguas y protección de corredores fluviales.

Características de la nutria y su hábitat en el Cantábrico en ríos como el Asón

La nutria europea es un mamífero carnívoro adaptado perfectamente a la vida acuática. Su cuerpo alargado, sus patas palmeadas y su densa capa de pelo impermeable le permiten moverse con agilidad en ríos, arroyos y estuarios. Este animal es de hábitos mayoritariamente nocturnos, lo que contribuye a su carácter esquivo, alimentándose de peces, anfibios, crustáceos y, ocasionalmente, aves o pequeños mamíferos. Esta dieta variada le otorga una gran flexibilidad ecológica, aunque requiere ecosistemas saludables y con recursos disponibles todo el año.

En los ríos del norte de España como el Asón, las nutrias encuentran un entorno favorable gracias a la pluviometría constante, la presencia de tramos fluviales poco alterados y una vegetación de ribera densa, con alisos, sauces y fresnos que generan refugio y zonas de descanso. Además, las zonas estuarinas como las marismas de Santoña permiten a la nutria combinar hábitats dulces y salobres en un mismo territorio.

Aunque son solitarias y territoriales, las nutrias recorren grandes tramos de río y necesitan conectividad ecológica para sobrevivir, uno de los puntos considerados en el proyecto de restauración fluvial del río Asón y afluentes. Por esto, los corredores fluviales sin interrupciones son clave para su expansión. La restauración de riberas, la eliminación de barreras artificiales, la recuperación de la llanura de inundación y la creación de pasos de fauna ayudan a que la nutria no solo regrese, sino que se mantenga.

El papel ecológico de la nutria en el ecosistema fluvial

La nutria desempeña un papel fundamental como depredador tope en los ecosistemas fluviales del Cantábrico. Su actividad predatoria regula las poblaciones de peces, crustáceos y anfibios, ayudando a mantener un equilibrio natural en la red trófica. Esta función evita que ciertas especies se vuelvan dominantes o proliferen en exceso, lo que puede afectar negativamente al resto de la comunidad acuática. 

Además de su función directa como depredadora, la nutria tiene un importante valor como especie indicadora. Su presencia constante en un tramo de río implica que el ecosistema mantiene parámetros adecuados de calidad del agua, abundancia de presas, vegetación de ribera y escasa contaminación. Si la nutria desaparece, suele ser síntoma de una degradación que afectará también a otras especies más discretas o menos visibles. Por eso, los biólogos y técnicos de medio ambiente la utilizan como termómetro de salud ecológica.

Factores que explican su recuperación en los ríos del norte

El resurgir de la nutria en los ríos cantábricos no es fruto del azar, sino del trabajo acumulado de décadas en materia ambiental. Uno de los factores clave ha sido la mejora en la calidad del agua gracias a la construcción de depuradoras, el control de vertidos industriales y una mayor conciencia social sobre la necesidad de cuidar los ecosistemas fluviales. Menos contaminación implica más peces y, por tanto, más alimento disponible para un depredador como la nutria.

Otro aspecto fundamental ha sido la restauración de hábitats ribereños para la especie, a través de la reforestación de especies autóctonas, el control de especies invasoras como la Fallopia japonica, o la creación de zonas de amortiguación vegetal. Esto no solo beneficia a la nutria, sino a un amplio conjunto de especies asociadas a los cursos de agua. Asimismo, también ha sido clave el cambio en la percepción pública y legal de la especie. Antaño perseguida por su piel o por considerarse una amenaza para la pesca, hoy la nutria está protegida por normativas europeas y nacionales, y es símbolo del éxito de la conservación.

Amenazas actuales y retos para su conservación futura

A pesar de su recuperación, la nutria sigue enfrentando diversas amenazas que comprometen su estabilidad a largo plazo. Uno de los principales riesgos es la fragmentación del hábitat, provocada por infraestructuras como carreteras, canalizaciones, presas y urbanizaciones en las riberas. Estos elementos interrumpen sus desplazamientos y dificultan la ocupación de nuevos territorios, especialmente por individuos jóvenes.

Otra amenaza importante es la contaminación difusa, especialmente por pesticidas agrícolas, metales pesados y microplásticos, que afectan tanto a la salud directa de la nutria como a la de sus presas. En zonas donde se degrada la calidad del agua, la especie desaparece rápidamente.

Por otro lado, el cambio climático y la alteración de los regímenes hidrológicos también suponen un desafío. Las sequías más intensas, los caudales irregulares o los eventos extremos como inundaciones pueden modificar el equilibrio del ecosistema fluvial. Para garantizar la continuidad de la nutria, es necesario consolidar una gestión fluvial sostenible, restaurar la conectividad de los cauces, mantener la calidad del agua y promover la sensibilización ciudadana. Solamente de este modo la nutria podrá seguir siendo una aliada para proteger los ríos del Cantábrico.

La restauración fluvial del río Asón y afluentes en Ampuero y reducción del riesgo de inundación en las zonas urbanas cuenta con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), financiado por la Unión Europea – NextGenerationEU.