Los ríos del norte peninsular, en especial los del litoral cantábrico, son corredores de vida que nacen en montañas abruptas y mueren en costas de gran biodiversidad. Entre las especies que mejor representan la riqueza de estos ecosistemas está la trucha común (Salmo trutta). Este pez no solo es valorado por su belleza o su interés pesquero, sino por su papel como indicador ecológico: su presencia o su ausencia dice mucho sobre la salud del río en el que habita.
En cuencas como la del río Asón, en Cantabria, las poblaciones de trucha están directamente ligadas a factores como la calidad del agua, el uso del suelo, el estado del bosque de ribera y los impactos humanos. En este artículo, exploramos cómo las truchas funcionan como «sensores naturales», qué amenazas enfrentan en los ríos cantábricos y por qué su protección va de la mano con la restauración de nuestros ríos.
Trucha común: una especie exigente que actúa como termómetro ecológico
La trucha común cantábrica es una subespecie bien adaptada a las condiciones de los ríos de montaña del norte de la península. Vive en aguas frías, rápidas y bien oxigenadas, y necesita fondos de grava limpia para desovar. Esta exigencia convierte a la trucha en un bioindicador de:
- Temperatura del agua
- Cantidad de oxígeno disuelto
- Presencia de contaminantes
- Estado del cauce y márgenes
- Conectividad del río
Donde hay truchas sanas y abundantes, suele haber un ecosistema fluvial bien conservado y por tanto, donde escasean, suele haber alteraciones graves.

¿Cómo desovan las truchas? Un proceso natural clave para la vida del río
Durante los meses fríos, generalmente entre noviembre y febrero en los ríos del Cantábrico, la trucha común inicia su ciclo reproductivo. Este proceso, conocido como desove, es uno de los momentos más delicados y cruciales del año para esta especie, y su éxito depende directamente del estado en el que se encuentra el río.
1 – Selección del lugar de puesta
Las hembras buscan cuidadosamente tramos poco profundos del río, con corriente moderada y, sobre todo, fondo de grava limpia y suelta. Este tipo de hábitat les permite excavar un pequeño nido (llamado «frezadero» o «redd») donde depositarán sus huevos.
Dato interesante: si el lecho está cubierto de sedimentos finos (limo, arena), el oxígeno no puede circular y los huevos mueren. Por eso, la presencia de grava limpia es un signo de río saludable.
2 – El momento del desove
Una vez escogido el lugar, la hembra utiliza el movimiento de su cuerpo y cola para excavar un pequeño hueco en el fondo. Luego:
- Deposita cientos de huevos anaranjados en el nido (entre 200 y 1.500, según su tamaño).
- Uno o varios machos liberan su esperma para fertilizarlos externamente.
- La hembra cubre los huevos con más grava, protegiéndolos del arrastre y de posibles depredadores.
Todo el proceso ocurre en cuestión de minutos o pocas horas, pero marca el futuro de toda la población de trucha del tramo.
3 – Incubación y nacimiento
Los huevos permanecen ocultos en la grava durante 30 a 90 días, dependiendo de la temperatura del agua (cuanto más fría, más lenta la incubación). Durante este tiempo, el embrión se desarrolla dentro del huevo, y al eclosionar, aparece un alevín con un saco vitelino que le proporciona alimento.
Estos alevines permanecen aún protegidos bajo el lecho varias semanas hasta que reabsorben el saco, emergen a la columna de agua y comienzan a alimentarse por sí mismos. Es entonces cuando empiezan a competir por alimento, refugio y territorio.
Restaurar el Asón es también restaurar a la trucha
En el río Asón, especialmente desde su nacimiento en Collados del Asón hasta su desembocadura en Santoña, la trucha actúa como centinela de la biodiversidad. Su situación varía mucho entre tramos, y su salud refleja con precisión:
- El estado del Parque Natural de los Collados.
- Las presiones sobre el entorno en zonas agrícolas y urbanas como Ampuero o Ramales.
- La importancia de conservar el bosque mixto atlántico que acompaña al cauce.
Proteger la trucha en esta cuenca no es solo una cuestión pesquera, es un acto de restauración ecológica, cultural y social.
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Restauración fluvial del río Asón y afluentes en Ampuero y reducción del riesgo de inundación en las zonas urbanas cuenta con el apoyo de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), financiado por la Unión Europea – NextGenerationEU.
