Historia

La historia documentada de este municipio comienza en la Edad Media, en la que se encuentran citas de la existencia de un fuerte asentamiento cristiano en el siglo XI y aluden, tanto a las iglesias que nuclearon la población como al monasterio de San Mamés de Cerbiago (1135).

Con la consolidación de los primeros concejos aparece citada su capital, Ampuero, en el censo fiscal del Becerro de las Behetrías (1351) como villa real y uno de los asentamientos más destacados de la zona oriental de Cantabria.

La condición de villa real no se perdió aún a pesar de edificarse allí por la casa de Velasco una torre llamada del Condestable en torno al siglo XV, ni de que Pedro Fernández de Velasco, camarero mayor del rey, adquirió entre 1375 y 1379 una ferrería así como aceñas, solares y heredades situadas en el valle de Ampuero. A partir de 1400 el linaje de los Velasco detentó un importante protagonismo político y económico.

Ampuero experimentó un fuerte impulso económico a finales del siglo XV cuando los Reyes Católicos repararon el antiguo camino de Castilla que unía, a través del puerto de Los Tornos, la ciudad de Burgos con Laredo, una ruta en la que Ampuero fue punto de paso, lo que favoreció los intercambios comerciales en la villa.

En este contexto cabe destacar la importancia que tuvo la industria del hierro que alcanzó su punto más alto en el siglo XVIII, cuando Juan de Isla estableció una importante fábrica de anclas para los bajeles de la Armada. La fortaleza alcanzada por la industria del hierro en la zona queda reflejada por los costosos pleitos suscitados en torno a las ferrerías y molinos para la fabricación de harinas instalados junto al río Vallino.

El ámbito económico se vio también reforzado en 1704 con la concesión que el rey Felipe V hizo de un privilegio de ferias y mercados en favor del Santuario de La Bien Aparecida

Sin embargo, no fue hasta 1731 cuando Ampuero consolidó la categoría de villa durante el reinado de Felipe V, título con el que aparece en el catastro de Ensenada en 1753.

Para esta fecha, la localidad ya tenía una sólida tradición de artesanos metalúrgicos, herreros, fundidores y cerrajeros, herederos de los ferrones medievales, en coexistencia con las ocupaciones agrarias y los molinos harineros.

Destaca en el catastro de Ensenada la existencia de una casa lonja para recoger las castañas que servía para la exportación.

Fue también en la Edad Moderna, en 1605, cuando se produjo en Marrón la aparición de Nuestra Señora de la Bien Aparecida, patrona de la buena muerte, cuya cofradía se fundó en 1670 , aunque fue en 1955 cuando fue proclamada patrona de la Montaña.

Escudo de la villa de Ampuero

El ayuntamiento de Ampuero ostenta en su escudo de armas la carabela La Pinta navegando en ondas azul y plata. Tal distintivo se debe a que La Pinta fue al parecer propiedad de un vecino de Ampuero llamado Gómez De Rascón, quien no sólo cedería su nave sino que también embarcó con Colón rumbo al Nuevo Mundo. El escudo lo propuso el ayuntamiento y lo aprobó la Real academia de la historia en 1976. Posee bordura de gules en rojo cargada de siete lises de plata y va timbrado con la Corona Real.

Es conocido que otros marineros cántabros formaron parte de la expedición del Descubrimiento, entre ellos ocupó el lugar más destacado Juan de la Cosa, el gran cartógrafo oriundo de Santoña y propietario de la nave capitana La Santa María.